Hoy os traigo un curioso caso de alcoholismo animal que se da en cierta isla caribeña cuyo nombre no recuerdo. Por lo visto,hace 300 años, a algien se le ocurrió llevar a dicha isla unos cuantos monos procedentes de África occidental que se habían vuelto adictos a la caña de azúcar fermentada en las grandes plantaciones de caña. Una vez en la isla,los pobres monos se tuvieron que buscar la vida al más puro estilo Bender, mangando copas a los isleños.
Hoy día sobreviven como pueden aprovechando que los descuidados turistas se echan una siestecita al sol con su martini al lado. (Atención a las peleas que se montan por un lingotazo).
Realmente, son como nosotros. Yo, de mayor, quiero ser un mono.
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1 comentario:
Esos si que saben, cebollón gratis.
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