sábado, 26 de mayo de 2007

La Estatua de la Libertad no juega al escondite

Hace algunos años, David Copperfield realizó una de los trucos que más me ha impresionado a lo largo de mi vida: hacer desaparecer la Estatua de la Libertad. Delante de un montón de gente, así, por las buenas, la susodicha estatua desapareció de la vista de todos. Impresionante.

Siempre me he preguntado cómo diantres habría conseguido esa ilusión, y parece ser que en ya está el listo que todo lo sabe lo saben.

En primer lugar, el vídeo.





Pues una vez visto el truco, pasemos a la explicación (si realmente queréis saberla):

Al parecer, el secreto está en que el escenario sobre el cual está montada la estructura que oculta la estatua (las dos torres) y la zona del público es, en realidad, una gran plataforma giratoria.

Una vez oculta la estatua a la vista de los espectadores, dicha plataforma gira lentamente; para cuando cae el telón, ya no estamos mirando a la ubicación de la estatua, sino a otro lugar totalmente distinto.

¿Y cómo no se da cuenta la gente que está allí del giro?, os preguntaréis. La respuesta a ello es la distracción. Un buen juego de luces cegadoras y un público que no para de mirar al telón, junto a un radar-señuelo que no hace más que distraer, consiguen el efecto.

A su vez, las luces de la Estatua de la Libertad son apagadas y ésta es escondida en las tinieblas con la ayuda de potentes focos. Mientras tanto, en frente al escenario, se enciende una copia del juego de luces de la estatua para causar esa impresión de...¿se ha esfumado?

Y este es el sencillo secreto: simplemente confusión. Parece mentira lo que se nos puede hacer. Eso sí, menudo despliegue de medios y personal.

Podéis ver la explicación original aquí.

1 comentario:

Proletario dijo...

A mí se me ocurre un truco alternativo para hacer desaparecer la estatua: Dejar ciegos a los espectadores a base ácido y láser.

Es igual de contundente y hace desaparecer cualquier cosa!